El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una enfermedad caracterizada por
una disminución de la atención y una alteración del nivel de actividad. El propósito de la
presentación de éste caso es constatar que tras consumir THC los individuos con TDAH pueden
beneficiarse, en algunos casos, de inesperados efectos. Un hombre de 28 años, que mostraba
alterado el comportamiento pareciendo estar en actitud extremadamente inadaptada y distraída
pero al mismo tiempo sobria, cambió a una totalmente calmada al alcanzar en sangre niveles muy
alto de delta-9-tetrahidrocannabinol (THC).
Las pruebas realizadas para evaluar el comportamiento
para la conducción de vehículos, las baterías ART2020 y TAP, mostraron resultados
suficientes y, en algunos casos, superiores a los requeridos. Por tanto, ha de tenerse en cuenta que
en el caso del TDAH, el THC puede tener efectos atípicos e incluso puede producir un comportamiento
mejorado relacionado con la capacidad de conducción.
Palabras claves: TDAH, cannabis, comportamiento, conducción
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sea correctamente citado (ver información sobre copyright más abajo). Disponible on-line en www.cannabis-med.org
Dirección del autor: Peter Strohbeck-Kuehner, peter.strohbeck@med.uni-heidelberg.de
Introducción

En general, es difícil evaluar el comportamiento y el
deterioro que padecen los consumidores de cannabis ya
que no hay pruebas rigurosas de la existencia de una
correlación lineal dosis-efecto entre la concentración
de delta-9-tetrahidrocannabinol (THC) en la sangre y el
déficit inducido por este. No se sabe el motivo de la
inexistencia de una correlación de este tipo. En este
contexto, no es de extrañar que se considere que pueda
deberse a, en parte, un concebible efecto positivo del
cannabis en el comportamiento y en el rendimiento de
los individuos. Recientemente, Adriani et al. [1] dio
pruebas de que los agonistas cannabinoides reducen la
hiperactividad en una cepa de ratas espontáneamente
hipertensas, consideradas como modelo animal para
validar el trastorno por déficit de atención e hiperactividad
(TDAH). También fue significativamente mejor
el tratamiento de la abstinencia en pacientes
dependientes a la cocaína, y que presentaban también
TDAH, entre aquellos que consumían cannabis de
forma moderada en comparación con los que no lo
hacían o lo hacían a dosis altas [2].
El TDHA fue considerado durante mucho tiempo como
un trastorno propio de niños y adolescentes. Ahora se
ha demostrado que sus síntomas pueden persistir hasta
la edad adulta [3,4]. Es típico que los que padecen
TDHA tengan una mayor tendencia a moverse dando
vueltas y a no poder tranquilizarse. Carecen de la capacidad
de dirigir y planificar sus acciones, y la de
evaluar los efectos de sus decisiones. Sus facultades
para organizar actividades cotidiana están reducidas,
suelen tener mala memoria a corto plazo, son olvidadizos
y tienden a trabajar de forma caótico e ineficiente.
Emocionalmente, son propensos al arrebato
impulsivo, a la desmesura y a la inestabilidad [5,6].
El presente caso se trata de un varón de 28 años, diagnosticado
de trastorno por déficit de atención e hiperactividad
(TDAH), y cuya respuesta al THC sugiere que
pueda existir este efecto positivo. Teniendo en cuenta
que el caso implicó la solicitud de renovación de un
permiso de conducir, contiene especial e importante
información sobre su estado psico-físico causado por el
TDAH. Numerosos estudios han demostrado que en el
TDAH se ven mermadas ciertas funciones como la
atención dividida, la selectiva, la a largo plazo y la
vigilancia [7].
Caso clínico
2 Cannabinoids Vol 3, No 1 2 de Marzo 2008
Descripción del caso
El individuo tenía un largo historial de infracciones de
las leyes antidrogas alemanas. También múltiples multas
de tráfico, incluyendo por exceso de velocidad, por
saltarse un semáforo en rojo y por conducir bajo los
efectos del cannabis cuando se le detectó altos niveles
en sangre de THC.
La primera vez que fue diagnosticado de TDAH (CIE
10 F90.0) fue hace siete años y, desde entonces, ha sido
confirmado en varias ocasiones y de forma
independiente por varias unidades psiquiátricas. Hay
indicios de que el sujeto ya presentaba los síntomas
típicos en la infancia, sin embargo no están
debidamente documentados. No presentaba comorbilidades
del tipo de adicciones, como al cannabis, o trastornos
de la personalidad. Había recibido un
tratamiento durante unos 12 meses de una combinación
de metilfenidato (Ritalin®, 20-30mg/día) y terapia
conductual. Fue interrumpido al no ser suficientemente
eficaz. Un posterior certificado expedido por un
especialista en Medicina Familiar sugiere que los
síntomas de TDAH mejoraban considerablemente con
el cannabis y con el dronabinol (THC) que él mismo le
recetó, aunque dicho fármaco no esté indicado para el
TDAH.
Antes de la primera consulta, le advirtieron al individuo
que no debía consumir ningún medicamento o
droga recreativa. Durante esa primera visita se mostró
con un comportamiento sumamente inquieto. Su actitud
era agresiva, exigente y distante. Expresó su impaciencia,
por ejemplo, golpeando constantemente con
los dedos sobre la mesa. No paró, tampoco, de cambiar
de postura, cruzando los brazos detrás de la cabeza o
apoyados sobre la mesa delante suya. No estaba dispuesto
a ver las posibles alteraciones provocadas por el
consumo de cannabis sobre la conducción de vehículos.
La conversación continuó hasta que se le informó
de las condiciones previas necesarias para las pruebas
para la renovación de su permiso de conducir; su comportamiento
se hizo aún más alterado y agresivo. Por
último, se levantó, agarró la mesa, e inclinándose hacia
adelante gritó que necesitaba el permiso de conducir y
el cannabis. En general mostró un comportamiento
típico de personas que sufren de TDAH. Durante esta
primera visita fue imposible realizar una adecuada
evaluación.
Posteriormente se ofreció a realizar pruebas para estimar
los efectos del dronabinol sobre su comportamiento.
Durante esta segunda cita estaba muy cambiado,
en absoluto inquieto. Dijo que había dejado de
consumir cannabis, que tomaba dronabinol de manera
dosificada y que la última dosis la había ingerido hacía
solo dos horas. Parecía calmado, pero no sedado, organizado
y moderado. A diferencia de la primera entrevista,
fue capaz de aceptar y discutir los argumentos.
Cuando trató de dejar claro que el THC es indispensable
para su calidad de vida, su actitud pasó a ser más
comprometida, pero sin perder la moderación. Por el
contrario, se mostró más comprensivo con la posición
de los expertos y comprendió que el camino hasta la
renovación de su permiso de conducir podía ser largo,
pero dijo que estaba dispuesto a asumirlo. No había
indicios ni en su comportamiento, función motora,
estado de ánimo ni conciencia para hacer pensar en un
consumo previo de alguna sustancia psicoactiva.
Las pruebas que se suelen realizar para evaluar el
rendimiento de funciones relevantes para la conducción
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
RST3 Q1 LL5 TT15 Vigil. Div. Att.
Performance
Criteria
Figura 1: Resultados del sujeto ("Performance") y mínimos requeridos ("Criteria").
Strohbeck-Kuehner
Cannabinoids Vol 3, No 1 2 de Marzo 2008 3
de vehículos son cuatro sub-pruebas ART2020
controladas mediante un programa de ordenador.
Evalúan reacciones complejas (RST3), atención
sostenida (Q1), atención dirigida (LL3) y topografía y
percepción visual (TT15). Además le midieron las
funciones de "vigilancia" y "atención dividida" con el
módulo de atención de prueba (TAP).
Los resultados (ver Fig. 1) mostraron que el individuo
alcanzaba en todas las pruebas sobre funciones
ART2020 no sólo los criterios mínimos sino valores
medios y, en ciertos casos, superiores a estos. En las
muy exigentes pruebas del grupo "vigilancia" y
"atención dividida" también mostró valores medios. El
TDAH y los efectos agudos del THC por sí mismos
suelen afectar el comportamiento, sobre todo en estas
pruebas.
Se tomaron muestras de sangre después de la
finalización de cada prueba. Había muy alta concentración
de THC (71 ng/mL de suero), del metabolito
psicoactivo 11-hidroxi-THC (30 ng/mL) y del principal
metabolito no psicoactivo 11-nor-delta-9-carboxi-THC
(251 ng/mL). Estos niveles indican consumo reciente y
frecuente de sustancias que contengan THC, y el perfil
analítico también sugiere haber fumado cannabis. La
detección de cannabinol en el pelo (5’3 ng/mg) junto
con THC (3 ng/mg) son pruebas de que el fármaco no
podía haber sido la única fuente de THC.
Sólo mucho más tarde el individuo, cuando fue
detenido por delito de drogas a los pocos días de la
segunda visita, reconoció que antes de las pruebas no
había consumido ningún medicamento elaborado de
dronabinol, sino que en su lugar había fumado cannabis
porque es mucho más barato.
Conclusiones
El presente caso sugiere que las personas que sufren de
TADH, disfunción sintomática con cambios en los
niveles de actividad, pueden - en algunos casos - beneficiarse
del cannabis como tratamiento en lo que parece
ser una regulación de la actividad a un nivel que puede
considerarse óptimo para el comportamiento. Había
evidencias de que el consumo de cannabis tiene un
impacto positivo en el rendimiento, el comportamiento
y el estado mental de los individuos. La presente observación
corrobora los datos previos de Müller-Vahl
et al. [8] que sugieren que en los pacientes que padecen
del síndrome de Tourette, un tratamiento con THC no
provoca deterioro cognitivo. El síndrome de Gilles de
la Tourette es un trastorno neuroconductual caracterizado
por tics motores y vocales, así como por problemas
del comportamiento y de tipo cognitivo. Los mismos
autores proponen también la hipótesis de que los
efectos de los cannabinoides en estos pacientes pueden
ser diferentes de los de los usuarios sanos, insinuando
una participación del sistema de receptores cannabinoides
central en la patología de esta enfermedad. La
misma conclusión puede extraerse de estudios anteriores
[1, 2] y del caso que aquí presentamos, aunque
aun es necesario obtener más información sobre estos
atípicos efectos y dilucidar sus mecanismos subyacentes.
Referencias
1. Adriani W, Caprioli A, Granstrem O, Carli M,
Laviola G. The spontaneously hypertensive- rat
as an animal model of ADHD: evidence for impulsive
and non-impulsive subpopulations. Neurosci
Biobehav Rev 2003;27:639-651.
2. Aharonovich E, Garawi F, Bisaga A, Brooks D,
Raby, WN, Rubin, E, Nunes EV, Levin FR. Concurrent
cannabis use during treatment for comorbid
ADHD and cocaine dependence: effects on
outcome. Am J Drug Alcohol Abuse 2006;32:
629-635.
3. Mannuzza S, Klein RG, Bessler A, Malloy P,
Lapadula M. Adult outcome of hyperactive boys.
Arch Gen Psychiatry 1992;50:565-576.
4. Murphy K, Barkley RA. Attention deficit hyperactive
disorder adults: comorbidities and adaptive
impairments. Compr Psychiatry 1993;37:393-
401.
5. Wender PH, Wolf LE, Wasserstein J. Adults with
ADHD. Ann NY Acad Sci 2001;931:1-16
6. Sobanski E, Alm B. Aufmerksamkeitsdefizit-
/Hyperaktivitätsstörung (ADHS) bei Erwachsenen
– Ein Überblick. Der Nervenarzt 2004;75:
697-715.
7. Woods SW, Lovejoy DW, Ball JD. Neuropsychological
characteristics of adults with ADHD: a
comprehensive review of initial studies. Clin
Neuropsych 2002;16:12-34.
8. Müller-Vahl KR, Prevedel H, Theloe K, Kolbe H,
Emrich HM. Treatment of the Tourette syndrome
with delta-9-tetrahydrocannabinol (∆9-THC): no
influence on neuropsychological performance.
Neuropsychopharmacology 2003;28.384-388.
El caso completo fue publicado en 2007 en Archiv fuer
Kriminologie 220: 11-19